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PANAMA CITY, Panama and GENEVA, Switzerland In a landmark decision, Panama’s National Environmental Authority (ANAM) temporarily suspended the construction of the Barro Blanco hydroelectric dam yesterday over non-compliance with its Environmental Impact Assessment (EIA). The dam was approved by the UN Clean Development Mechanism (CDM) despite risks of flooding to the territory of the indigenous Ngäbe Bugle communities.

With delegates currently meeting in Geneva to draft negotiating text for a new global climate agreement, ANAM’s decision illustrates why the agreement must include human rights protections, including the rights of indigenous peoples.  In Geneva, several nations have already insisted on the need for climate measures to respect, protect, promote, and fulfil human rights for all.

Panama has taken a critical first step toward protecting the rights of the Ngäbe communities, which have not been adequately consulted on the Barro Blanco CDM project. But much more work is needed,” said Alyssa Johl, Senior Attorney at the Center for International Environmental Law (CIEL). “As an urgent matter, Panama should recognize its obligations to protect human rights in climate actions, such as Barro Blanco, by supporting the call for human rights protections in the UN climate regime.”

Current climate mechanisms, such as the UN’s Clean Development Mechanism, neither provide incentives for the sustainable implementation of climate actions nor offer recourse in the case of adverse impacts.

The CDM Board approved Barro Blanco when it was clear that the dam would flood the homes of numerous indigenous families. This decision is a warning signal that safeguards must be introduced to protect human rights, including robust stakeholder consultations and a grievance mechanism,” said Eva Filzmoser, Director of Carbon Market Watch.

ANAM’s decision was triggered by an administrative investigation that found non-compliance with the project’s environmental impact assessment, including shortcomings in the agreements with affected indigenous communities, deficiencies in negotiation processes, the absence of an archaeological management plan for the protection of petroglyphs and other archaeological findings, repeated failures to manage sedimentation and erosion, poor management of solid and hazardous waste, and logging without permission.

The Environmental Advocacy Center of Panamá (CIAM) considers it appropriate for ANAM to have taken effective and immediate measures to suspend the project. “This suspension reflects inadequate environmental management on the part of the company that requires an investigation and an exemplary sanction”.

During 15 years of opposition to the Barro Blanco project, we have exposed violations of our human rights and irregularities in the environmental proceedings. Those claims were never heard,“ said Weni Bagama from the Movimiento 10 de Abril (M-10). “Today we are satisfied to see that the national authorities have recognized them and have suspended the project, as a first step towards dialogue. Nevertheless, we continue to uphold the communities’ position that the cancelation of this project is the only way to protect our human rights and our territory. We hope that this sets an example for the international community and for other hydroelectric projects, not only in Panama but worldwide.

Any dialogue between the affected communities, the Government and the company has to be transparent, in good faith, respectful of the communities’ rights, and include guarantees so that the communities can participate equally and the agreements are fully respected,” explained María José Veramendi Villa, Senior Attorney at the Interamerican Association for Environmental Defense (AIDA). “In this dialogue, the State must take into account all human rights violations that have been denounced by the communities since the project was approved.

Environmental groups around the world are celebrating the suspension of the Barro Blanco Dam, following years of efforts in support of the indigenous populations in the Ngäbe Bugle comarca, which have been faced with oppression and numerous rights violations. Eyes are now watching for the reactions of the banks involved in financing the Barro Blanco project, including the German development bank, DEG, and the Dutch development bank, FMO, against whom the M10 movement, which represents the indigenous communities, had filed a complaint.

We urge the banks to halt disbursement of any remaining funds until all problems are solved and the affected indigenous communities agree to the project,” said Kathrin Petz of Urgewald.

Press Contacts:

Eva Filzmoser, Carbon Market Watch, + (32) 499212081

Kathrin Petz, Urgewald, + (49) 15202149341

María José Veramendi Villa, AIDA, + (51) 954114393

Alyssa Johl, CIEL, +(1) 5104356892

Tania Arosemena Bodero, CIAM, + (507) 236-0866

 Ciudad de Panamá, Panamá y Ginebra, Suiza. En una decisión histórica, la Autoridad Nacional del Ambiente (ANAM) de Panamá ordenó ayer la suspensión temporal de la construcción del proyecto hidroeléctrico Barro Blanco debido al incumplimiento con su Evaluación de Impacto Ambiental.  La represa fue registrada bajo el Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL) de la ONU pese a que amenaza con inundar el territorio de las comunidades Ngäbe Buglé.

 En momentos en que los delegados de los gobiernos están reunidos en Ginebra, Suiza, para elaborar el borrador del texto de negociación de un nuevo acuerdo climático global, la decisión tomada por la ANAM ilustra por qué la necesidad de que el acuerdo incorpore el respeto a los derechos humanos, incluidos los derechos de los pueblos indígenas.  En Ginebra, varios países ya han insistido en la necesidad de que las acciones climáticas respeten, protejan, promuevan y cumplan con los derechos humanos de todos y todas.

 “Panamá ha dado un primer y fundamental paso para proteger los derechos de las comunidades Ngäbe que no fueron consultadas adecuadamente sobre el proyecto Barro Blanco, registrado bajo el MDL.  Pero aún se necesita mucho trabajo” señaló Alyssa Johl, abogada sénior del Centro para el Derecho Ambiental Internacional.  “Panamá debe urgentemente reconocer sus obligaciones de proteger los derechos humanos en las acciones climáticas, como Barro Blanco; y debe hacerlo apoyando el llamado a incluir la protección de los derechos humanos en el régimen climático de la ONU”.

 Los actuales mecanismos climáticos como el Mecanismo de Desarrollo Limpio no brindan incentivos para la implementación sostenible de acciones climáticas ni ofrecen recursos en caso de impactos adversos.

 “La Junta Directiva del MDL aprobó el proyecto cuando era claro que la represa inundaría los hogares de numerosas familias indígenas.  Esta decisión es una señal de advertencia para introducir salvaguardas para proteger los derechos humanos, incluidas consultas adecuadas con los afectados y un mecanismo de queja”, comentó Eva Filzmoser, directora de Carbon Market Watch.

 La decisión de la ANAM fue motivada por una investigación administrativa que determinó un incumplimiento con la Evaluación de Impacto Ambiental del proyecto.  Ello incluye la falta de definición de acuerdos con las comunidades indígenas afectadas, deficiencias en los procesos de negociación; ausencia de un plan de manejo arqueológico para la protección de los petroglifos y otros hallazgos; incumplimientos reiterados en el manejo de la erosión y sedimentación; mal manejo de residuos sólidos y peligrosos; y extracción de madera sin autorización.

 El Centro de Incidencia Ambiental (CIAM) de Panamá consideró apropiado que la ANAM haya tomado medidas efectivas e inmediatas para frenar esta obra ante hallazgos que reflejan una inadecuada gestión ambiental de la empresa, y que requieren una investigación y sanción ejemplares.

 “Durante 15 años de oposición al proyecto Barro Blanco, hemos denunciado violaciones a nuestros derechos humanos e irregularidades en los procedimientos ambientales.  Estas denuncias nunca fueron escuchadas.  Hoy vemos con satisfacción que las autoridades nacionales las han reconocido y han suspendido el proyecto como primer paso para el diálogo.  Sin embargo, mantenemos la posición de la comunidad de solicitar la cancelación de este proyecto como única vía para proteger nuestros derechos humanos y territorio.  Esperamos que esto sea un ejemplo para la comunidad internacional, para otros proyectos hidroeléctricos en Panamá y en todos los países“, señaló Weni Bagama, integrante del Movimiento 10 de abril (M-10).

 “Cualquier diálogo entre las comunidades afectadas, el gobierno y la empresa tiene que ser transparente, de buena fe y respetuosa de los derechos de las comunidades, e incluir todas las garantías para éstas participen en igualdad de condiciones y para que los acuerdos sean plenamente respetados” señaló María José Veramendi Villa, abogada sénior de la Asociación Interamericana para la Defensa del Ambiente (AIDA).  “En ese diálogo, el Estado debe tomar en cuenta todas las violaciones de derechos humanos denunciadas por las comunidades desde la aprobación del proyecto”.

La suspensión de la represa hidroeléctrica Barro Blanco es celebrada por grupos ambientales en todo el mundo después de años de esfuerzo para apoyar a lao pueblos indígenas de la comarca Ngäbe Buglé, la cual ha enfrentado opresión y violaciones de sus derechos.  Ahora los ojos están puestos en la reacción de los bancos involucrados en el financiamiento del proyecto.  Entre ellos, el Banco de Desarrollo Alemán, DEG, y el Banco de Desarrollo Holandés, FMO, entidades ante las cuales el M-10 presentó una queja en representación de las comunidades indígenas.

Urgimos a los bancos a frenar el desembolso de los fondos restantes hasta que los problemas sean resueltos y las comunidades indígenas estén de acuerdo con el proyecto”, dijo Kathrin Petz de Urgewald.

 Contactos de prensa:

Eva Filzmoser, Carbon Market Watch, + (32) 499212081

Kathrin Petz, Urgewald, + (49) 15202149341

María José Veramendi Villa, AIDA, + (51) 954114393

Alyssa Johl, CIEL, +(1) 5104356892

Tania Arosemena Bodero, CIAM, + (507) 236-0866

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